miércoles

Decálogo para padres: Plan de Lectura


1. DAR EJEMPLO: LAS PERSONAS ADULTAS SOMOS UN MODELO DE LECTURA PARA LOS NIÑOS. LEAMOS DELANTE DE ELLOS, DISFRUTEMOS LEYENDO.

2. ESCUCHAR: EN LAS PREGUNTAS DE LOS NIÑOS ESTÁ EL CAMINO PARA SEGUIR APRENDIENDO. ESTEMOS PENDIENTES DE SUS DUDAS.

3. COMPARTIR: EL PLACER DE LA LECTURA SE CONTAGIA LEYENDO JUNTOS. LEAMOS CUENTOS, CONTEMOS CUENTOS.

4. PROPONER, NO IMPONER: ES MEJOR SUGERIR QUE IMPONER. EVITEMOS TRATAR LA LECTURA COMO UNA OBLIGACIÓN.

5. ACOMPAÑAR: EL APOYO DE LA FAMILIA ES NECESARIO EN TODAS LAS EDADES. NO LOS DEJEMOS SOLOS CUANDO APARENTEMENTE SABEN LEER.

6. SER CONSTANTES: TODOS LOS DÍAS HAY QUE RESERVAR UN TIEMPO PARA LEER. BUSQUEMOS MOMENTOS RELAJADOS, CON BUENA DISPOSICIÓN PARA LA LECTURA.

7. RESPETAR: LOS LECTORES TIENEN DERECHO A ELEGIR. ESTEMOS PENDIENTES DE SUS GUSTOS Y DE CÓMO EVOLUCIONAN.

8. PEDIR CONSEJO: EL COLEGIO, LAS BIBLIOTECAS, LAS LIBRERÍAS Y SUS ESPECIALISTAS SERÁN EXCELENTES ALIADOS. HAGÁMOSLES UNA VISITA.

9. ESTIMULAR, ALENTAR: CUALQUIER SITUACIÓN PUEDE PROPORCIONARNOS MOTIVOS PARA LLEGAR A LOS LIBROS. DEJEMOS SIEMPRE LIBROS APETECIBLES AL ALCANCE DE LOS NIÑOS.

10. ORGANIZARSE: LA DESORGANIZACIÓN PUEDE ESTAR REÑIDA CON LA LECTURA. AYUDÉMOSLES A ORGANIZARSE: SU TIEMPO, SU BIBLIOTECA…

martes

¡FELIZ PRIMAVERA FAMILIA!

Lo importante de unir es ligar las diversidades.
Lo importante de amar es sintetizar las diferencias.
Lo importante de educar es valorar las posibilidades de cada persona y potenciarlas.

"A veces creemos que lo que hemos logrado es sólo una gota en el océano. Pero sin ella, el océano estaría incompleto."
Seño Adriana.




“Talleres Creativos”

“En el Nivel Inicial es imprescindible asumir el compromiso ético de acercar al niño a las diversas manifestaciones artísticas” de su propio contexto cultural y el de otras culturas diversas, que enriquezcan sus recursos, las oportunidades de comunicación y expresión y de disfrute estético. Así podrá construir, desde la más temprana edad, una mirada enriquecida sobre las posibilidades de componer imágenes y de aprender a observar con detenimiento.
Este aprender a mirar permitirá a cada niño desarmar aquellos presupuestos que inducen a la fijación de ideas estereotipadas sobre el mundo, por ejemplo, creer que el pasto es solo verde o los troncos y las montañas son siempre y en su totalidad marrones, que el sol es amarillo y el agua y el cielo son siempre celestes; o que las niñas utilizan faldas y vestidos y los niños pantalones, los chicos el cabello corto y las mujeres el cabello siempre “largo”. También es tarea del Jardín el comenzar el desarrollo de una mirada crítica, base de una percepción visual, que ayude a desnaturalizar lo que aparece como “obvio”.


Límites

Un niño a los que sus padres le ponen horarios de alimentación y de sueño o que sabe claramente donde están sus juguetes, suele saber a qué atenerse y se siente más protegido. Internalizar límites de niños, se convierte en un factor de protección clave durante la adolescencia
Los expertos coinciden: si los padres dejan que los niños tomen las decisiones sin ningún tipo de orientaciones, los pequeños terminan haciéndose cada vez más egocéntricos y no podrán más tarde ponerse a sí mismos sus propios límites. Por si fuera poco, un niño al que nadie le dice a qué hora debe ir a dormir, cuándo y cómo lavarse los dientes, qué comer y qué no, se siente desprotegido, inseguro y no desarrolla una buena autoestima.
De ahí que aprender a poner límites a nuestros hijos, ayuda a formar sus personalidades, a internalizar valores, a desarrollar hábitos y a hacer que los hijos crezcan en autonomía para que, a futuro, sean capaces de optar y desarrollarse libremente por sí mismos.
El tema no es fácil para ningún padre, pero es un factor clave de la educación de los hijos y, como padres, también es posible que podamos aprender.
Muchos padres que sienten que no pueden controlar a sus hijos en la forma que ellos quisieran. En la mayoría de las situaciones, el problema se debe a que los progenitores no han sabido poner límites desde el principio.
Es una situación común, hoy se combinan dos factores: un estilo de crianza más permisivo y el que los padres pasen muchas horas fuera de casa trabajando.
"El tiempo para estar con los niños es poco y cuando los papás llegan tarde, más que disciplinar desean jugar con sus hijos". Sin embargo, poner límites a los hijos es muy necesario para su buen desarrollo. "Cuando el niño va creciendo no sabe qué es lo correcto". Los padres son sus guías en este camino.
"Es normal que entre los 3 y los 6 años sean voluntariosos, oposicionistas y demandantes. Por lo mismo es importante que los límites sean claros desde esta fase, porque sino en la etapa escolar el niño va a tener dificultad en ponerse límites a sí mismo, va a andar a encontrones con los otros y su desobediencia se va a acentuar".
Se suma además, un cambio brusco en la forma de crianza que ocurre entre la etapa preescolar y escolar. Van a un jardín donde se preocupan de cada niño en particular. "Pero después entran a la escuela donde cada uno es un alumno más dentro de una gran clase y donde se espera que se autocontrole, atienda a la maestra y haga sus tareas".
Si los papás no le ponen límites, llega un momento en que el menor no sabe qué hacer y como no tiene la pauta de sus padres se siente angustiado. En cambio, un menor que ha tenido límites que lo contengan se siente más seguro, suele tener una buena autoestima y le es más fácil adaptarse a las nuevas exigencias. El error que muchos papás cometen es que no se atreven a darles órdenes a sus hijos. Pero eso no implica ser tirano, sino que simplemente es ejercer su rol de padres y guías. Es más fácil empezar con las normas lo más temprano posible porque mientras más chicos son más dependientes del adulto. Se parte con las cosas básicas, como las horas de comer y de dormir. Paralelamente hay que irle dando al niño autonomía en materias adecuadas a su edad, por ejemplo, que elija sus juguetes o su ropa hasta cierto punto.
Requiere eso sí de que la pareja converse el tema muy bien y prepare una estrategia para hacerlo. De paso hay que comunicarle al niño que las cosas van a cambiar porque es bueno y necesario para él.


Límites

Un niño a los que sus padres le ponen horarios de alimentación y de sueño o que sabe claramente donde están sus juguetes, suele saber a qué atenerse y se siente más protegido. Internalizar límites de niños, se convierte en un factor de protección clave durante la adolescencia
Los expertos coinciden: si los padres dejan que los niños tomen las decisiones sin ningún tipo de orientaciones, los pequeños terminan haciéndose cada vez más egocéntricos y no podrán más tarde ponerse a sí mismos sus propios límites. Por si fuera poco, un niño al que nadie le dice a qué hora debe ir a dormir, cuándo y cómo lavarse los dientes, qué comer y qué no, se siente desprotegido, inseguro y no desarrolla una buena autoestima.
De ahí que aprender a poner límites a nuestros hijos, ayuda a formar sus personalidades, a internalizar valores, a desarrollar hábitos y a hacer que los hijos crezcan en autonomía para que, a futuro, sean capaces de optar y desarrollarse libremente por sí mismos.
El tema no es fácil para ningún padre, pero es un factor clave de la educación de los hijos y, como padres, también es posible que podamos aprender.
Muchos padres que sienten que no pueden controlar a sus hijos en la forma que ellos quisieran. En la mayoría de las situaciones, el problema se debe a que los progenitores no han sabido poner límites desde el principio.
Es una situación común, hoy se combinan dos factores: un estilo de crianza más permisivo y el que los padres pasen muchas horas fuera de casa trabajando.
"El tiempo para estar con los niños es poco y cuando los papás llegan tarde, más que disciplinar desean jugar con sus hijos". Sin embargo, poner límites a los hijos es muy necesario para su buen desarrollo. "Cuando el niño va creciendo no sabe qué es lo correcto". Los padres son sus guías en este camino.
"Es normal que entre los 3 y los 6 años sean voluntariosos, oposicionistas y demandantes. Por lo mismo es importante que los límites sean claros desde esta fase, porque sino en la etapa escolar el niño va a tener dificultad en ponerse límites a sí mismo, va a andar a encontrones con los otros y su desobediencia se va a acentuar".
Se suma además, un cambio brusco en la forma de crianza que ocurre entre la etapa preescolar y escolar. Van a un jardín donde se preocupan de cada niño en particular. "Pero después entran a la escuela donde cada uno es un alumno más dentro de una gran clase y donde se espera que se autocontrole, atienda a la maestra y haga sus tareas".
Si los papás no le ponen límites, llega un momento en que el menor no sabe qué hacer y como no tiene la pauta de sus padres se siente angustiado. En cambio, un menor que ha tenido límites que lo contengan se siente más seguro, suele tener una buena autoestima y le es más fácil adaptarse a las nuevas exigencias. El error que muchos papás cometen es que no se atreven a darles órdenes a sus hijos. Pero eso no implica ser tirano, sino que simplemente es ejercer su rol de padres y guías. Es más fácil empezar con las normas lo más temprano posible porque mientras más chicos son más dependientes del adulto. Se parte con las cosas básicas, como las horas de comer y de dormir. Paralelamente hay que irle dando al niño autonomía en materias adecuadas a su edad, por ejemplo, que elija sus juguetes o su ropa hasta cierto punto.
Requiere eso sí de que la pareja converse el tema muy bien y prepare una estrategia para hacerlo. De paso hay que comunicarle al niño que las cosas van a cambiar porque es bueno y necesario para él.

Límites: ¿Mucho, poquito o nada?

Vamos a intentar transmitir algunas reflexiones acerca de lo que actualmente se denominan “los límites” en relación con la crianza de los hijos.
Padres, maestros, abuelos y pediatras hablan de los límites y de su falta o exceso, sugiriendo distintas dosis de éstos de acuerdo con situaciones que plantean una pulseada entre el adulto y el niño.
¿Cuáles son los modos de poner límites? ¿Los límites son necesarios? ¿Producen frustración?.
Estos y muchos otros son interrogantes planteados en la consulta por un niño con dificultades, más allá del síntoma que presente.
Pero en definitiva,¿Qué son los límites? Hablar de un límite plantea la idea de un tope, a la vez que indica una dirección y una orientación.
En su libro “Hay límites que matan”, el psicoanalista Claudio Jonas plantea un interesante aporte, que compartimos. Habla de tres tipos de límites, que se relacionan entre sí y se recrean durante el crecimiento.
1) Límites como espacios diferenciados: se refiere al proceso por el cual el bebé, a través de los cuidados maternos se irá constituyendo como un ser único. Se trata de construirse un espacio psíquico, reconociéndolo desde muy temprano en sus diferencias, aceptando sus ritmos y gustos. En la medida en que puedan respetarse sus particularidades, él va a ir incorporando a los demás con sus necesidades, deseos y posibilidades.
2) Límites como metas o fines: hay necesidades que, si no son satisfechas, plantean al niño un aumento de tensión que, en los primeros años de vida necesita de la intervención del adulto para poder ser aliviada. Aquí opera la capacidad de la mamá para aceptar o no los requerimientos del niño, que van más allá de la alimentación y el abrigo. En la medida en que se complica el aparato psíquico por el proceso de crecimiento, la agresividad, la tristeza y la sexualidad requieren ser aceptadas por el adulto para ayudar al niño en su procesamiento.
3) Límites como obstáculos: se relaciona con el establecimiento de un reto o una palabra que impidan que el niño vaya más allá. Esta es tal vez la forma más conocida de poner límites (“esto no se dice”, “esto no se hace”, “esto no se toca”), aunque no es la única. Si bien es necesaria en los distintos momentos del crecimiento, su utilización estereotipada y muchas veces arbitraria, la pueden volver ineficaz.
Los límites son necesarios y beneficiosos, tanto para quien los recibe como para quien los pone, ya que plantean una posición desde la cual alguien se podrá decir padre y alguien niño, sin que esto implique una relación de sometimiento de uno al otro (situación observada con frecuencia en las consultas).
Los límites serían la instrumentación práctica de una norma de convivencia, y como tales son posibilitadores, aunque en algunos momentos aparezca cierto grado de frustración, ésta puede funcionar motorizando el crecimiento. Si bien son necesarios, esto no implica que los niños sean conscientes de ello, sino que lo irán aprendiendo con el tiempo.
Es necesario que los adultos acepten que ellos mismos tienen límites y aprendan a aceptar los de otros, teniendo en cuenta que ese otro, a veces, puede ser su propio hijo.

MAESTRA JARDINERA
“Enseñarás a Volar”
Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Sin embargo, en cada vuelo, en cada vida,
en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado.

“Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”.

lunes

Lo mas importante, lo aprendi en el Jardin

Casi todo lo que en realidad necesito saber sobre cómo vivir, qué hacer y cómo ser, lo aprendí en el jardín de niños.

La sabiduría no estaba en la cumbre de la montaña universitaria, sino ahí, en la caja llena de arena.

En el jardín de niños aprendí todo esto: a compartirlo todo, a jugar sin hacer trampa, a no golpear a la gente, a poner las cosas en el sitio de donde las ha tomado uno, a limpiar lo que uno mismo ensucia, a no tomar nada que no nos pertenezca, a pedir disculpas cuando se ha lastimado a alguien, a lavarme las manos antes de comer, a llevar una vida armoniosa, a aprender algo, y pensar algo, y a dibujar, cantar, bailar, jugar y trabajar un poco cada día.

Hay que dormir la siesta. Cuando salimos al mundo, debemos tener cuidado con el tráfico, tomarnos de la mano y permanecer juntos.

Hay que observar lo maravilloso, como la semillita en el vaso de plástico: las raíces crecen hacia abajo y la planta hacia arriba, y en realidad nadie sabe por qué, pero todos somos así.

Los peces de colores, los hámsters, las ratas blancas y hasta la semillita en el vaso de plástico, todos mueren. Nosotros también.

Recuerdo que aprendí a observar.

Todo lo que se debe saber está a la vista, en alguna parte: la regla de oro, "trata a tus semejantes como quisieras que te traten a ti";

también el amor y la higiene; y la ecología, la política y la vida sensata.

¡Cuánto mejor sería el mundo si todos pudieramos cada tarde comer a la misma hora, y acostarnos después a dormir la siesta, bien tapados con frazadas!

Y si en todas las naciones se observara la norma básica de poner siempre las cosas en su lugar, y limpiar lo que hemos ensuciado.

Esto sigue siendo verdad, cualquiera que sea nuestra edad cronológica: que al salir al mundo más nos vale tomarnos de la mano y permanecer juntos, así lo hice en el jardín de niños y siempre estuve protegido.

Con cariño para todas las compañeras, un momento de reflexión.

domingo

EL JUEGO EN EL JARDIN




Como todos sabemos, la Educación Inicial valora y promueve el juego como parte del desarrollo de los niños. Los maestros ofrecemos propuestas de juegos con los cuales enseñamos, además de garantizar, desde la escuela, el derecho de los niños a jugar. Existen diversos modos de organizar estas propuestas, distintos tipos de juegos que se pueden incluir. El momento, el lugar y los materiales con los que jugaremos forma parte esencial de la intención y selección con la que el maestro planifica, quien espera a los niños con propuestas intencionalmente diseñadas, que se irán retomando y modificando día tras día ,constituyendo una secuencia que acompañe a los niños en su desarrollo lúdico, social y cognitivo.
Hasta la Proxima.
 

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